La teoría del Internet muerto

¿Está muerto Internet?,¿Las inteligencias artificiales los mataron? Hoy exploraremos esta teoría. Supongamos que el guion, la voz y hasta la edición de este video sea producto de una inteligencia artificial. Poco a poco se empieza a llenar de comentarios del tipo: «Excelente video, ahora visita mi web que también trata temas de interés para todos». «Necesitas dinero, la señora Clara Brigman prestó a mí y puede a ti también», y muchos más ,pero todos mensajes dejados por bots, no humanos. Poco a apoco todo el internet se esta llenando de contenido de este tipo. No hay interacción humana, solo modelos de lenguaje interactuando entre sí. Maquinas platicando con maquinas como si fueran humanos. Cambias de red social y terminas leyendo una pelea entre granjas de bots de diferentes partidos políticos, posiblemente administradas por la misma persona, incluso fuera del país donde se celebran las elecciones, quizás ni en ese continente. El internet pertenece a las maquinas, no a los humanos. ¿Es este el fin de los tiempos? NO.

Internet muerto

Miedo al progreso

El miedo al “fin de una era” debido al desarrollo tecnológico, es un miedo tan antiguo como las enfermedades. Desde la época de la Grecia clásica, en el diálogo “Fedro” de Platón, se refleja este miedo en relación al uso de la escritura.

“Pues este invento, refiriéndose a las palabras escritas, dará origen en las almas de quienes lo aprendan al olvido, por descuido del cultivo de la memoria, ya que los hombres, por culpa de su confianza en la escritura, serán traídos al recuerdo desde fuera, por unos caracteres ajenos a ellos, no desde dentro, por su propio esfuerzo”.

Y esta reflexión se extiende a la pintura, pues las considera algo vacío sin capacidad de razonar o aprender y asegura que fiarse de estos métodos es ingenuo, y dará la idea de ser inteligente, sin serlo.

Hoy en día, es inconcebible no usar medios alternos para recordarnos cosas, desde tareas pendientes hasta guiones de videos. Esto no significa que nuestra memoria esté atrofiada, o que dependemos en exceso de las letras. La escritura nos da certeza y alivia carga mental, facilitándonos hacer más y mejores cosas. Por ejemplo compartir conocimiento y acceder a herramientas superiores sin necesidad de un maestro o de descubrirlo nosotros desde cero.

Miedo al progreso

Este miedo lo volvimos a vivir con posteriores inventos, hoy imprescindibles, como la imprenta, el ferrocarril y el cableado eléctrico.

Asimov usaba el termino Complejo de Frankenstein para referirse a ese miedo del ser humano de que sus inventos se volvieran en su contra, especialmente las maquinas, por eso es que sus libros se centraron tanto en historias con robots y no contra los robots.

Debemos entender que las inteligencias artificiales no son «inteligentes». La inteligencia es un concepto complicado de definir en humanos, y es todavía más dificil hacerlo en algo no vivo. Ni siquiera los tests de inteligencia sirven realmente para este fin, lo único que miden es lo rápido y efectivo que es alguien para procesar, ese mismo test. Pero aprobarlo o reprobarlo no dice absolutamente nada de la persona y sus capacidades mentales. Lo que llamamos inteligencia artificial es un modelo que recaba información y predice cómo se corresponde esta información en torno a conceptos y patrones que le han sido dados con anterioridad. Es incapaz de generar nuevo conocimiento, nuevas ideas o conclusiones, si no hay un ser humano ayudándolo a detectar estas oportunidades o corriéndolo cuando se equivoca.

Para poder entender hacia donde vamos, necesitamos analizar lo que paso cuando las maquinas nos vencieron en el ajedrez

Todo esto comenzó en 1996, cuando Gary Kasparov fue vencido por la computadora Deep Blue. Desde entonces, se han desarrollado motores de juego cada vez más potentes y hábiles en la derrota de humanos. En algún momento, vivimos el auge de los enfrentamientos entre humanos y máquinas, e incluso maquina vs máquinas. A pesar de todo esto, el ajedrez no murió, porque los ajedrecistas entendimos que, al final del día, estas máquinas superpoderosas son solo herramientas, no el enemigo a vencer. Perdimos el interés en ver jugar a las máquinas y decidimos aprender de ellas. Sabemos que su uso para fines perversos es esperado, por lo que debemos contemplar estos casos y promover medidas legislativas que los regulen. Por ejemplo, durante un torneo de ajedrez, está prohibido tener un celular, aunque esté apagado dentro de nuestra vestimenta, ya que incluso un celular de gama baja es capaz de ejecutar un motor de juego que derrotaría sin problemas a cualquier humano. Pero entendemos que son herramientas importantes hoy en día, por lo que se ofrecen opciones simples como tener un área donde dejarlos durante las partidas. Quienes quieran hacer trampa buscarán la forma de hacerlo con o sin tecnología, porque el problema no es el progreso, somos nosotros y nuestra propia ética y moral y lo fácil que nos olvidamos de ellas.

Y esto es lo que pasará con las IA que generan, texto imágenes y videos. Una vez que el polvo se asiente, nos daremos cuenta de que realmente no vienen a matar, destruir y arruinar. Pasarán a ser herramientas que no generarán sorpresa ni miedo. Nos seguiremos decantando por el contenido producido por humanos, aquel que tenga emociones y genere más conexión.

El disgusto que nos presentan las IA´s

La teoría del «valle inquietante», o «uncanny valley» en inglés, fue propuesta por el robótico japonés Masahiro Mori en 1970, y sugiere que a medida que un objeto artificial se vuelve cada vez más parecido a un ser humano, la respuesta emocional de las personas hacia ese objeto se vuelve más positiva y empática. Sin embargo, hay un punto crític;, cuando la semejanza con un humano es muy alta pero no perfecta, la respuesta emocional de las personas se desploma repentinamente hacia una sensación de inquietud, rechazo o incluso miedo. Esto se conoce como el «valle inquietante». La teoría sugiere que esta reacción se debe a que nuestro cerebro detecta sutiles discrepancias entre la apariencia del objeto artificial y la de un ser humano real, lo que genera una sensación de disonancia que resulta perturbadora. Una vez que el objeto artificial alcanza un alto nivel de semejanza con un ser humano, supera el valle y la respuesta emocional vuelve a ser positiva.

Dos ejemplos de como se ha usado lA de manera profesional y terminaron en un fracasado, los vimos estas semanas. Por una parte, está este promocional de la candidata a la presidencia de México, Xóchitl Gálvez, creado totalmente con IA. Carece de personalidad, y produce todo menos empatía. Cualquiera diría que su director de campaña es su peor enemigo. Y por otra parte, están estas dos fotografías que la Familia Real Británica ha intentado pasar como fotografías reales o editadas por alguien amateur. Esto solo ha acrecentado la idea de que intentan encubrir algo, de que están mintiendo.

Todas estas personas, esas sonrisas hechas con IA, son percibidas como mentiras como falsedades, como un remplazo que no esta a la altura, de la misma manera que una motor de ajedrez, no es una ajedrecista.

El futuro del internet

El contenido que crearemos en redes sociales y en medios audiovisuales cambiará, la forma en que lo consumimos también y para evitar sus usos indebidos debemos regularla. El internet no esta muerto ni lo estamos matando. Al contrario, no esta ayudando a dejarle a las maquinas, lo que es de las maquinas, para tener mas tiempo y conciencia de conectar con nuestra parte humana. Seguiremos teniendo contenido basura, si, por eso debemos educarnos para poder detectarlo y desecharlo. En nuestro día a día nos decantaremos por aquel contenido con el que podamos conectar, aprender y disentir. Que ese contenido sea creado con ayuda de una IA, no lo pongo en duda, pero no debemos olvidar que el contenido generado por una inteligencia artificial es tan bueno útil y correcto, como el humano que pensó, matizo y corrigió el promt que lo generó.

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