Hoy vamos a analizar este podcast con el autor del libro «Dios , la ciencia , las pruebas» apetición de alguien. Como me lo pidió por privado no voy a dejar su nombre, pero si ella quiere decir quien fue adelante.
La anfitriona del podcast acepta varias veces que no entiende de ciencia, lo que explica varias cosas. Por ejemplo, cómo se dejó encandilar con este libro y las conclusiones que presenta el autor. Por eso es importante prestar atención a las clases de ciencia, no solo para aprender fórmulas y nombres, sino para entender cómo funciona el conocimiento científico: cómo se acumula, cómo se obtiene, se valida y cómo se utiliza para entender realmente el mundo y no ser víctimas de charlatanes y vendedores de humo.
Primera falacia: «Como esta idea del mundo no me gusta, entonces no puede ser posible». Este tipo de pensamiento está muy relacionado con el egoísmo y el antropocentrismo. No nos gusta sentirnos irrelevantes y efímeros. Pero si existe un dios al que le importo, que me creó para un propósito y que me guía y que me ofrece vida eterna, entonces ya me siento mejor por lo que tiene que ser cierto. Sáquense de la ecuación: la existencia de Dios no tiene nada que ver con los miedos, deseos o sensaciones que ustedes tengan.
El concepto de bien o mal es puramente humano y producto de nuestra evolución. Y esto ha cambiado con el tiempo. Por ejemplo, en la Biblia se dice cómo tratar y cómo golpear a los esclavos, pero ahora moralemente entendemos que tener esclavos está mal y que no tenemos el derecho de agredir poseer a andie y muchos menos a golpearlo por consderarlo de nuestra propiedad. La moral y lo que está bien o mal cambia conforme las sociedades cambian.
El materialismo es una corriente filosófica que sostiene que todo lo que existe es material, es decir, compuesto de materia. Según esta perspectiva, todo fenómeno, incluidos los pensamientos, emociones y la conciencia, se puede explicar mediante interacciones físicas y químicas. Por lo tanto, es una corriente escéptica y atea.
No sé por qué les molesta tanto la psotura del materialismo. Para mí, tiene todo el sentido del mundo creer solo en aquello que se puede probar y entender, ya sea por observación directa o indirecta. No sé si están familiarizados con la historia de Cygnus X-1. Imagina que estás en un parque y ves a tu hija jugar y platicar con alguien, pero no puedes ver a esa persona. No sabes si es alguien que no existe o que es invisible, pero no te quieres acercar para no espantarla. Sin embargo, por la manera en que interactúan, podrías definir si es más alta, más baja, o si juegan en el sube y baja, podrías definir cuál de las dos tiene más peso. Lo mismo pasó con Cygnus X-1: una estrella que, de manera inexplicable, parecía estar orbitando sola, emitía una radiación inexplicable y parecía estar dando vueltas en torno a otra estrella, pero no se podía ver. Pero como podíamos ver y medir a Cygnus y su comportamiento con su compañera, se pudo llegar a la conclusión matematica de que era un agujero negro y que era este quienemitia la radición.
Que algo no se pueda ver no significa que no podamos estudiar sus efectos; esto incluye la gravedad, el amor, la moral y todo aquello que se utiliza para decir que, aunque no sean visibles, existen. Así que Dios existe. Al contrario, si Dios existiera, podríamos estudiarlo de manera indirecta, ya sea por sus efectos, como que respondiera mejor a las oraciones de una religión que de otra, o que su libro sagrado se correspondiera con la realidad, como por ejemplo si la genética nos pudiera probar que venimos de Adán y Eva, lo cual no es cierto, así que podemos descartar a este Dios.
La termodinámica es la rama de la física que estudia las relaciones entre el calor, la energía y el trabajo.. La entendemos, la usamos y laestudiamos en segundo de secundaria. En concreto, lo que se habla en el podcast es de la entropía, es decir, el desorden al que tiende el universo en sistemas cerrados, es decir, que no reciben energía y que terminan en una muerte energética. Pero usar estos términos para decir «y por lo tanto Dios existe» es sacar una conclusión desligada de las premisas, lo cual es falso. Que no sepamos qué inició el universo, o qué había antes del Big Bang, o cómo será la muerte del universo y que habrá despues, no significa que exista un dios creador, solo significa que no sabemos. Esto se puede considerar un «dios de los huecos», otro tipo de falacia que se basa en decir, «como no sé cómo o por qué ocurre esto, entonces lo hizo Dios».
Distingamos científicos de saber científico. Los científicos son humanos y, por lo tanto, tienen opiniones sesgadas. El saber científico es la acumulación de datos corroborados, enriquecidos con el trabajo de millones de personas, y todos los días se trabaja para acrecentarlo y mejorarlo.
Este argumento se repite mucho: «esto no les gusta a los ateos», «esto enoja a los ateos». Los ateos no somos un colectivo; un ateo es alguien que no cree en dios, nada más. No nos regimos por reglas, no tenemos mesías, no somos todos iguales. Y no, el Big Bang como origen del universo no implica la existencia de Dios; esto se conoce como la famosa «causa incausada». Este razonamiento viene desde Santo Tomás de Aquino: si decimos que el universo significa que alguien lo creó, y ese tuvo que ser Dios. Pero entonces, ¿quién creó a Dios? Porque entonces, ¿por qué decimos que el universo tuvo que tener un origen, pero a Dios sí le damos el carácter de eterno? La causalidad es una cosa filosófica humana, ya que el universo pudo haberse creado a partir de las leyes físicas, que tampoco necesitan un ente creador inteligente y con intención. Esta necesidad de que sea “alguien o algo” es meramente filosófica, pero no un argumento científico.
El ajuste fino del universo es la idea de que las condiciones que permiten la vida solo existen cuando ciertas constantes fundamentales tienen valores muy específicos. Si alguna de estas constantes fuera diferente, el universo no sería adecuado para la vida, la materia o las estructuras astronómicas. Es decir, si el electrón fuera diferente o si la velocidad de la luz fuera diferente, el universo que conocemos no sería posible. Pero esto puede ser rebatido con varias teorías: el multiverso sugiere que existen muchos universos con diferentes constantes físicas; el principio antrópico dice que observamos el universo así porque estamos aquí para verlo y si fuera diferente, los que estuvieran ahí, que serían diferentes a nosotros, dirían exactamente lo mismo; teorías como la de cuerdas proponen que las constantes pueden variar; la selección natural cosmológica sugiere que los universos evolucionan como organismos; y algunos científicos creen que el ajuste fino es una coincidencia estadística. De hecho, esto está muy bien explicado por Javier Santaolalla en su entrevista con Mr. Doctor, lástima que Octavio no lo pudo entender.
Que existen científicos creacionistas, es cierto, pero porque antes que científicos son humanos y tienen miedos, costumbres y sesgos. Pero que la ciencia acepte la existencia de Dios por estas pruebas es una mentira muy gorda. En el libro hay 100 citas de científicos en contra del ateísmo y que aseguran la existencia de Dios, pero si yo les pusiera aquí 101 citas de científicos ateos, ¿significa que con eso gano? No. No se trata de quién dice qué ni qué estudios tiene, se trata de cómo se sustenta lo que dicen; si no, estamos cayendo en la falacia de autoridad, es decir, dar por cierto cualquier cosa que alguien diga nada más porque tiene un doctorado o es un premio Nobel. Este segmento es absurdo, pues intenta probar la existencia de Dios ignorando que esos 100 científicos están creyendo en dioses distintos. Esta es la mentira que repite el libro muchas veces: que hay pruebas y que los científicos las aceptan y que solo los necios ateos materialistas enojados siguen negándolo, como si realmente la comunidad científica aceptara este hecho.
Los ateos no creemos en el azar, y este concepto es el que más se tergiversa en este podcast, aprovechándose de que el público en general no entiende a qué se refiere el azar en estos temas, y se van por el «huy, qué suerte tuvimos» y esto es falso. Más bien, se utiliza para decir que las cosas son como son porque sucedieron una gran cantidad de hechos generadores que a su vez fueron generados por otros factores y que en conjunto, no podemos medir, predecir y describir. Como pasa con la evolución, la cual está comprobada pero solo es una teoría, no porque se tenga duda, sino porque no tenemos un modelo matemático que la describa. Que no tengamos una respuesta, que no tengamos todos los datos, no significa que Dios existe; esto es usar el «Dios de los huecos» nuevamente.
Mientras exista el concepto de «El dios en el que creo dice que tú debes acatar sus reglas y voy a obligarte a hacerlo», necesitamos cuestionarnos estas creencias. Se respeta a las personas, no a las creencias. Dar por cierto algo que no tiene sustento ni evidencia, solo porque nos gusta pensar que es cierto y nos da cierta tranquilidad, es muy simplista.
El origen de la vida no solo se puede explicar por la existencia de un dios, y en este punto se van a repetir los mismos errores que ya se han visto en los otros tres puntos. «Es que es el azar, es que nada surge de la nada, es que la complejidad de la vida, etc.» Pero, aunque no tenemos todavía una idea de cómo surgió la vida, sí tenemos la certeza de cómo hemos evolucionado, de cómo somos producto de fenómenos físicos y químicos y no de una inteligencia creadora.
Tanto el libro «Dios , la ciencia , las pruebas» como el autor son francamente tramposos y falaces. Después de eso, empieza con la teología matemática y se pone a hablar de cómo los hebreos tienen la respuesta correcta porque tenían un libro que los guiaba. Ya saben, ese que empieza con un padre que ofrece a sus hijas para que las violen, pero que después estas lo emborrachan para acostarse con él y quedar embarazadas porque ya no quedan más hombres en la tierra. Ya saben, esa recurrente endogamia del Antiguo Testamento.
La moraleja de esto es: hay que entender la ciencia, hay que prestar atención a nuestras clases de secundaria, aprender a distinguir falacias y quitarnos del centro del universo.
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