El príncipe Sam y la princesa Odelia fueron comprometidos en matrimonio desde niños, pero Sam descubre que su corazón pertenece a Oliver, el hermano de Odelia. Esta es la premisa de La danza de los cisnes, la obra a cuatro manos de Claudia Ramírez Lomelí y Raiza Revelles.
Esta no es la primera obra de las autoras, quienes tienen estilos muy diferentes, pero que en esta historia se opacaron mutuamente.
Tenemos varios puntos flojos que son preocupantes:
1. Los personajes principales:
Sufren de los mismos tropos que en la trilogía de El príncipe del Sol. No tienen un crecimiento ni desarrollo significativo. Hablan y actúan de la misma manera durante toda la obra, a pesar de que la historia comienza cuando tienen 12 años y termina cuando tienen 18. Sam, particularmente, es tan políticamente correcto y mojigato que parece un personaje de caricatura para toddlers.
2. Los tropos mal desarrollados:
El matrimonio forzado es incoherente porque no está resolviendo realmente nada. Hay un problema energético grave, y la solución planteada es casar a dos niños dentro de seis años. Los protagonistas sufren de insta-love, pero como es un amor prohibido, se convierten en enemigos, luego en amigos y finalmente en amantes. Los fragmentos de conversación que leemos exudan desesperación, y no, esto no es romántico. Es incómodo. No hay una conexión más allá del flechazo inicial, y es aburrido leer cómo, de manera inmediata, son la «pareja perfecta».
3. El mundo mal desarrollado:
No tiene sentido que, al tratarse de un mundo de fantasía, uno de los protagonistas hable italiano. Tampoco hay coherencia en la manera en que magia y ciencia se mezclan de forma tan superficial. El lector no sabe si el libro es ciencia ficción mal desarrollada o fantasía mal justificada.
4. El villano:
El villano en turno es tan evidente que ofende. Su revelación no causa sorpresa, y la batalla final se decide usando una pistola de Chéjov mal aplicada. No tiene sentido ir por el famoso arco sin saber que se va a transformar, y que solo así podrán vencerlo.
5. El hype y su impacto en la obra:
La obra podría pasar sin pena ni gloria si no fuera porque el fandom de estas dos autoras decidió que amarían este libro desde el momento en que fue anunciado. El hype fue lo que lo vendió, no su calidad literaria.
Esta obra no potenció la calidad de escritura de las autoras. Al contrario, esta obra es inferior a cualquiera de las que han producido en solitario.
Desgraciadamente, estamos en un punto donde la industria editorial vive más de los libros de influencers que de los libros que presentan ideas nuevas, tramas interesantes y autores de calidad.